lunes, 22 de septiembre de 2014

Y cambio todo. Bueno, no todo. Pero sí lo que más me importaba. Me sigo levantando a la misma hora, me visto y me voy igual, pero no en la misma dirección. Ni de la misma forma. Ni voy al mismo sitio. Ni veré a la misma gente. Ni te veré. Tiemblo solo de escribirlo, de decirlo y de pensarlo.
Qué fácil resulta para algunos, y qué dificil nos resulta a otros.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Directo al corazón.

Las noches son pesadilla. Y estoy bien despierta, aunque no sabe nadie cuanto deseo que alguien me pellizque. Y despertar, y que sigas aqui, conmigo. 
Podré dormir, pero ya no sé soñar. 

martes, 16 de septiembre de 2014

V.

Llueve a mares, y no hay pañuelos que logren acabar con este desastre. Fuera también llueve. Me entristece que el tiempo esté así, pero también me tranquiliza; no soy la única que se siente así. No sé si el cielo también llora  porque te vas, pero seguro que sí echará de menos ver como venías a pasar estas tardes conmigo. Antes deseaba quedarme sola, agarrar el teléfono para llamarte y verte. Verte mucho, y quererte más. La manta, tú y yo en el sofá. Pocas veces he estado más cómoda en él. Yo diría que ninguna. Ahora solo está la manta, pero te juro que no me da el calor que me das tú. Estoy sentada en el sillón, individual. Yo sola. Dudando si ver una película o no. Hablando de películas, tú y yo teníamos un par pendientes. Que pueden quedar así, pendientes. Igual que yo pendo del hilo en el que me encuentro. Esperando a caer, o a que me salves. Y por favor, sálvame.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Troya

Es increíble lo vacía que puede llegar a sentirse una tras la ausencia de una persona tan importante en su día a día. Sólo hago que echar de menos. Echar de menos hablar con alguien, confiar en él, que te comprenda, te escuche, y te cuente. Por echar, hasta echo de menos las cosas más tontas. Y otras que no lo son tanto.

Cuando te abres a una persona y llega a conocerte como a la palma de su mano es precioso. Y es terrorífico. Me explico. Cuando una persona te conoce a fondo, va a saber cómo eres, y también las cosas que te hacen daño por bobas que sean. Qué miedo me daba que alguien me conociese así, pero qué bonito ha sido. 

Una ciudad arrasada tras la conquista de su historia. Devastada, en ruinas, vacía.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Eres refugio.

Cada vez que estoy apunto de desangrarme escribo. Es como tapar una herida con un parche momentaneo. Alguien envenenado necesita expulsar el veneno, pues lo mismo pasa con los sentimientos.
O los expulsas, o mueres. 
Ahora mismo soy alguien que se siente vacía,  una exdrogadicta que se junta con drogadictos consumiendo en su cara, no sé si me explico. No hablo de cocaína, extasis o María. Aunque sí tienen que ver con un nombre. 

Igual es un poco suicida poner tu foto de fondo de pantalla, pero necesitaba un refugio. Necesitaba sentirte cerca, o creer que así es. Refugio, casa, apoyo. Eso eres. Un 3 en 1, un mucho en uno. Ahora estoy en un punto de o todo o nada.  

No puedes decirme que no eres tan importante, cuando eres alguien que crea una necesidad. 
Dios, que no me digan que estoy pasando por  el mono, porque no eres algo a lo que uno se puede enganchar y olvidar.


Refugio. 

sábado, 13 de septiembre de 2014

Quédate.

Ahora mismo tienes 1943 lágrimas con sabor a día a día y 37 barcos esperando tu regreso, dispuestos a ir a buscarte donde sea. Tienes un guante dispuesto a  sujetar tu mano, varias canicas dispuestas a convertirse en mundo, tienes bolis firmados disponibles para firmar que te quedas y no te vas. 
Ahora mismo, tienes envoltorios de chocolate, bombones y caramelos, con sabor a pasado deseando convertirse en furuto. 

Tienes a alguien que, ahora mismo, tiene miedo de terminar una frase, de hacer una pregunta, de quedarse esperando algo que no va a volver. Tienes a alguien que se despierta a las 6:09 de la mañana y disfruta de los cortos segundos que suponen no acordarse de lo que pasa. Hasta que pasan, y pasa. Y pasa esto. 

Abrasada.

Me siento como si me hubieran pasado cinco elefantes por encima del corazón. Perder poco a poco a la persona que más quieres es igual que estar atada viendo como se va sin poder detenerlo. Tener un gatillo sobre el corazón que no se dispara, y que no sabes si lo hará. Ni cuándo.
Hay personas que no creen en lassegundas  oportunidades, pero nadie se imagina el anhelo con el que yo espero la mía. Y no sé si existen dioses suficientes a los que rezar para que llegue. 



PUM.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

El principio de.

No sé como empezar pero de alguna manera tengo que hacerlo, porque todo tiene un principio, ¿no?. Hasta el final tiene un principio. Todo lo que acaba comienza a terminar en algún momento, los primeros pasos de un precipicio que también tiene principio (y final). 
El principio de algo nuevo se afronta de muchas maneras: con miedo, ilusión, ganas... Pero, el principio del final (como cualquier otro comienzo) también hay que afrontarlo y, por favor, que alguien me diga cómo. 
Supongo que todo se acaba, y debemos aceptar los finales no como un final, si no como el principio de algo nuevo. En teoría. Pero qué pasa con los que no queremos algo nuevo. Qué pasa con los que queremos lo de siempre. Al de siempre. Pasa que hay silencios que se clavan en tu cabeza de manera más punzabte que cinco cuchillos en la espalda, y los "hoy estás especialmente guapa" que desaparecen sin dejar rastro, nada más que un recuerdo demoledor. Siempre hay una primera vez para algo, y también una última. La última vez que me dijiste bonita, la última vez que cenamos pizza juntos, la última vez que me dirás (o dijiste) te quiero.   



El último beso.




Estar cayendo por el precipicio puede durar un segundo infinito o pasar el infinito en un segundo. 
Estar cayendo por el precipicio es, no sé. 






Demoledor.