Puede que el diablo no sea tan malo, y que esté loco por el ángel, tan locamente perdido por él, que no sea capaz de controlarlo. No sabe si serán sus andares, su sonrisa, su pelo, su olor, su sonrisa, sus coloretes, su sonrisa, sus arruguillas, su 'culín', su sonrisa, su sonrisa, su sonrisa o qué coños será. A lo mejor no es nada de eso, o todo ello junto.
Ángel y demonio, aunque parezca impensable, encajan a la perfección. Sin no existiese el demonio, tampoco existiría el ángel. Cada palabra tiene su antónimo, y cada número su opuesto.
Qué tendrá el demonio, para tener a sus pies al ángel... Nadie lo sabe.
Y perdóname ángel, por todo lo que te he hecho. Sabes más que nadie lo mucho que te quiero.
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