lunes, 17 de septiembre de 2012

A veces te odio, sólo a veces.

Lo material no es lo más importante. Prefiero una sonrisa de las tuyas a un ramo de rosas rojas, o uno de esos mordiscos que dejan marca, antes que el más caro de los relojes. ¿Qué tal un par de firmas en la mesa? Puede que no signifiquen nada, o puede que lo signifiquen todo. Siempre voy a preferir (antes que cualquier otra cosa) un papel arrugado con nuestros nombres escritos con tus bolis. Tus bolis de siempre, por supuesto. Y sobre todo que lo hagas con ese de color azul que lleva un papel pequeño dentro escrito (por mí, para ti) con tu boli rojo. Pero lo que más me gustaba era que me regalases el placer de oler tu desodorante (solo tú sabes lo loca que me vuelve) todas las mañanas. Puede que lo eche un poco de menos, o quizás demaisado.
Te quiero
Volveré a sorprenderte con una de mis manzanas cuando menos te lo esperes para hacerte recordar lo mucho que te odio.

2 comentarios:

  1. Los mejores regalos son los sorpresivos y que llegan desde un lugar hondo...

    Un saludo :)

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  2. Lo material nunca fue lo más importante. :-)

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