martes, 26 de febrero de 2013

Catorce vidas son dos gatos

Ni mil velas, ni rosas, ni tartas. Tampoco globos, ni una cena romántica. Nada de pendientes, ni regalos caros. Tan sólo una velita rosa sobre un pequeño pastelito tratando de imitar la forma de un corazón, y una sonrisa, la sonrisa de alguien que está a punto de dar una sorpresa, impaciente por ver la reacción de la otra persona; y además una insinuación muy clara: "dime que no te has lavado los dientes, ¿has tomado ya el postre? ¿No? Perfecto." Nunca con tan poquito y con una sonrisa tan apetecible y sincera habían logrado hacerme sentir tan feliz como me hiciste en ese momento. Ni en 14 vidas sería capaz de llegar a devolverte algo tan "grande" (eso sí, 14 vidas llenas de intentos)
(El mejor de los regalos es una buena compañía)

Te tengo en mi cabeza, pero te prefiero en mi cama.

1 comentario: