miércoles, 11 de diciembre de 2013

domingo, 8 de diciembre de 2013

La diferencia entre ''querer'' y decir ''te quiero''

«Qué será de nosotros cuando nos hayamos olvidado. Cuando ya no quede ni un ápice de recuerdo. Cuando la delgada linea que separa la dependencia de la indiferencia, sea tan gruesa que ya no tengamos fuerzas para poder cruzarla. Cuando el aire ya no nos obligue a darnos cuenta de que nos perdimos en algún momento de ese destino que hemos dado por muerto.

Qué será de nosotros cuando la distancia entre nuestra existencia sea más extensa que la distancia entre ambos polos. Cuando ya no queden razones para hacernos los sordos cuando oímos hablar del otro. Cuando las madrugadas ya estén acostumbradas a la ausencia de nuestro intercambio de palabras. Cuando las ganas que agotamos ya se hayan cansado y decidido no esperarnos más.

Qué será de nosotros cuando las pisadas que hemos dejado desaparezcan sin dejar rastro, abandonando el camino que recorrimos hasta darnos por vencidos. Cuando las caricias de otras manos consigan calentarnos como nosotros con las nuestras una vez hicimos. Cuando el miedo a amar de nuevo huya de tanto frío y la necesidad de llenar vacíos alce el vuelo. Cuando ya no nos giremos al creer habernos visto paseando por cualquier calle al azar, aun siendo conscientes de la imposibilidad de ese encuentro.

Qué será de nosotros cuando las canciones dejen de hacernos recordarnos. Al igual que los paisajes. Al igual que los viajes. Al igual que los planes. Al igual que las calles. Al igual que las ciudades. Al igual que cualquier vulgar historia de amor con triste final. Qué será entonces de nosotros.

Qué será de nosotros cuando ya no me queden palabras para describirte, para escribirte, para decirte, para renombrarte, para perdonarte, para regresarte. Cuando ya no sepa qué tecla del teclado debo pulsar. Cuando no sienta la exigencia de evocarte mediante tinta con impaciencia. Cuando faltes en mi conciencia, cuando ya no emerjas en mi inconsciencia.

Qué será de nosotros cuando ya no quede ni una sola manera de hacer mella en la vida del otro.
Qué será de nosotros.
Y qué será de mí.»

miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Impossible is nothing?

No me gustan los cambios. No cambiaría lo bueno que tengo tenía por nada. Si algo está bien, ¿para qué intentar mejorarlo? Puede que nos equivoquemos y todo vaya a peor. Y en efecto, cuesta abajo y sin frenos. Gran parte de lo que quería, por no decir todo, ha cambiado. Ha cambiado, muy a mi pesar. Hemos seguido adelante, hemos crecido, han llegado los cambios. Los cambios en el deporte, la pareja, los amigos y los estudios. Todo. Y todo a mal. Lo que me gustaba ya no me hace feliz. Lo que me hace feliz se enfría a velocidades vertiginosas. Lo que me daba miedo ahora me aterra. Las personas que estaban ya no están.
Y ¿qué puedes hacer tú frente a los cambios? Nada, porque esos cambios son irrevocables, es prácticamente imposible devolverlos al estado que tú quieres. De nada te sirve llorar o morir de rabia, no puedes hacer nada. Solo soñarlo, soñarlo una y otra vez, cada noche. Supongo que ese es el mejor momento de mis días, el momento en el que todo sale bien. Casi siempre. 


La impotencia que se siente cuando pones todo tu empeño en que algo salga bien y consigues justo lo contrario debería estar prohibida.