No me respaldaba en dos semanas intensas de chat de tuenti, chat que forjó millones de amistades de flor de un día. Me respaldaba en años de amistad.
A día de hoy no queda nadie. Solo quedo yo. A veces. Y un poco.
Por eso sé que la única persona que va a estar siempre contigo eres tú. Mejor dicho, la unica persona que va a estar siempre conmigo soy yo. (Tengo que empezar a hablar de mí). Supongo que a nadie le he descubierto nada nuevo, puesto que esto es algo de lo que somos todos bien conscientes. Ojalá alguien me enseñara a ponerlo en práctica. Pero bueno, puede que el problema radique ahí. Así me va, esperando que otras personas hagan por mí lo que solo yo deberería (estar dispuesta a ) hacer por mí.
Perdón si a alguien (o a nadie) le resulto muy pesimista. A lo mejor la amistad y el amor sí que existen. Pero basandome en lo (poco) que hasta ahora he podido experimentar de momento lo dejo más en proyecto que en teorema.
Puede que el problema sea yo. Puede que yo no sepa mantener a nadie. Ni siquiera sé si me sé mantener a mí. No soy feliz. Son tres palabras que cuesta y da miedo decirlas en voz alta. Y yo me llevo a palos con el miedo. Tengo miedo del miedo. Pero por dios, ¿cómo no voy a ser feliz? Sí, no tengo motivo para no serlo. Debería serlo. Estoy obligada a ello. No me falta de nada. Pero a lo mejor el tema no esta en lo que tenga. Si no en lo que sea. Uf.
Sé que me voy a meter en un tema pantanoso, así que demomento prefiero no mojarme. Más.
Ya he dado demasiada rienda suelta a mi pesimismo por hoy.
Termino con algo a lo que me agarro con mucha fuerza.
De lo que no ves no te creas nada, y de lo que ves creete la mitad.