¿Sabes cuál es esa sensación de querer tanto que los dedos se te pongan en tensión?
Siempre me responde lo mismo: «Claro que lo sé, cada vez que te miro, te beso, te toco. Cada vez que me subo encima de ti y noto ese vértigo del amor. Cada vez que me miras y no me acuerdo ni de cómo me llamo. Claro que lo sé, cariño.»
Yo siempre le digo que no me entiende, que la sensación es siempre la misma, pero distinta. Es esa sensación que todo el mundo conoce y que todo el mundo ha intentado describir, pero que nadie lo ha logrado. Que Neruda o Salinas se intentaron acercar, pero que tampoco lo han conseguido. Esa sensación que nos intentan enseñar las películas. Eso que todos sienten. ¿cómo se llamaba? ¿cómo te llamaba a ti?
«Amor. Así me llamas.»
Eso. Exactamente eso. Es amor. Pero solo lo entiendo si te llamo. Porque si no no tiene sentido. Dios, ¿y qué tiene sentido sin ti? Sin ti, mis cicatrices no tendrían nombre. Y yo no tendría a quién echar de menos. «SIN TI NADA» Sin ti, solo un final con palabras de Sabina y con sabor a Romeo y Julieta:
«Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres»