Llueve a mares, y no hay pañuelos que logren acabar con este desastre. Fuera también llueve. Me entristece que el tiempo esté así, pero también me tranquiliza; no soy la única que se siente así. No sé si el cielo también llora porque te vas, pero seguro que sí echará de menos ver como venías a pasar estas tardes conmigo. Antes deseaba quedarme sola, agarrar el teléfono para llamarte y verte. Verte mucho, y quererte más. La manta, tú y yo en el sofá. Pocas veces he estado más cómoda en él. Yo diría que ninguna. Ahora solo está la manta, pero te juro que no me da el calor que me das tú. Estoy sentada en el sillón, individual. Yo sola. Dudando si ver una película o no. Hablando de películas, tú y yo teníamos un par pendientes. Que pueden quedar así, pendientes. Igual que yo pendo del hilo en el que me encuentro. Esperando a caer, o a que me salves. Y por favor, sálvame.
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