Si te enumerara todo lo que me gustaría que hicieras por mi, nunca terminaría. No eres de esa clase de personas que sorprende, que hace pequeños detalles de felicidad o que compra nombres de estrellas por un aniversario; que hace grandes favores (y cuando digo grandes, significa que cuestan esfuerzo).
No cogerías el coche un día de verano para llevarme a la playa y pasar un día juntos, ni siquiera creo que eres capaz de hacer una felicitación digna por un cumpleaños. Pero me da igual, me da igual todo, a tu lado todo me parece grandioso. Soy feliz tal y como estoy, y cuando hagas algo que me sorprenda, que me alegre el día, seré más feliz todavía. Y me sorprenderé como cuando un niño pequeño abre sus regalos el día de reyes.
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