Por las veces que callas, por las que ríes. Por todas las veces que me haces reír a mí. Por las veces que vives, y dices que mueres. Porque yo me muero por ti. Por las veces que besas. Que me besas. Por las veces que me dices «espera», y no te hago caso. Por las veces que muerdes. Por todas y cada una de las veces que me enfado (unas 51 55 por segundo), y las veces que me aguantas. Por las veces que me echas de menos. Por tu tranquilidad, porque me tranquilizas a mí. ¡¡a mí!! Logras lo imposible. Y me gusta. Me gustas.
Te quiero.